jueves, 23 de abril de 2015

ADIÓS, MAMÁ

Hace cuatro meses que perdí a mi madre y hasta ahora que no he podido incluir esa parte de mi vida en mi biografía y es porque me cuesta horrores poder aceptarlo. Todavía cuando me suena el móvil por una milésima de segundo pienso que es ella para ver cómo estoy, cuando suena el timbre de mi casa imagino que viene a hacerme una visita sorpresa; que iré a su casa y estará allí haciendo faena en el taller o limpiando la casa. No consigo aceptar que alguien tan maravillosa como ella ya no esté en este mundo y cuando tengo algún problema con mi hijo mayor, ya que está en la peor edad y hoy por hoy y gracias a dios es mi única preocupación, escucho su voz e imagino lo que me diría. ¡Echo tanto de menos sus consejos!
Gracias a ella soy una persona fuerte. Hace unas semanas me derrumbé, la situación con mi hijo, su pérdida, el sentirme frustrada profesionalmente, con escasos amig@s... hizo no darme cuenta de lo afortunada que soy por tener un marido tan maravilloso y unos hijos estupendos y no tenía ganas de nada. Yo sé que ella movería la cabeza de un lado a otro y diría: No puedes estar así, tienes que cambiar esa actitud; y no me gusta pensar que pueda estar enfadada conmigo porque su pérdida me haga no levantar cabeza. He de ser fuerte como ella me enseñó y seguir adelante, aunque la eche de menos cada día.
Sé que la voy a llorar durante el resto de mi vida. Cuando recuerdo el día del tanatorio, o su último suspiro, no puedo creer que fuera ella y no sé cuánto tiempo se tarda en asimilar algo así, si es normal o no, pero tengo que seguir con mi vida adelante. ¿Podéis creer que a veces sienta que si ella no está, el mundo debería pararse y dejar de existir todo cuanto me rodea? No sé cómo explicarlo, es una sensación extraña ver que todo continúa, el mundo sigue igual, sigue la crisis, los atentados, la mierda de política, y las cosas buenas: los cumpleaños, el buen tiempo, comer por ahí... No ha cambiado nada en estos cuatro meses, excepto que mi madre ya no es partícipe de todo. O quizás no, quizás como hay quien me suele decir, a partir de ahora mi madre me acompaña siempre a todas partes pero ¿y a mi hermana? ¿Acaso se puede partir su alma y estar con las dos? Ojala pudiera creer esas cosas. Lo que sí pienso es que ya no me asusta la muerte. Ya han pasado por eso mi padre, mi hermana pequeña, que murió cuando yo tenía ocho años con tan solo dos meses y medio, y mi madre. Ahora solo pienso que si ellos han pasado por ahí y el jodido mundo continúa, cuando a mí me toque será igual, así que hay que hacerse a la idea. Como se suele decir "no somos nadie". La diferencia: que mi madre lo era todo para mí.
Mamá, dondequiera que estés, siempre te llevaré conmigo y pensaré en lo que me dirías cuando esté triste y seguiré contándote mis cosas, porque lo necesito, porque me haces falta y porque nunca voy a dejar de quererte.
Besos mami!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario