jueves, 11 de junio de 2015

OPCIÓN B: FINAL TRÁGICO

FINAL DE "EL LIBRO DE PATRICIA"

— ¿Ya lo has leído? ¿Tan rápido? – me pregunta el bibliotecario. Es fuerte que después de un año yendo todos los días, ni siquiera sepa su nombre.
— Sí. – le contesto secamente.
— ¿Te ha gustado? – me pregunta tratando de iniciar conversación y cumplir con su tarea de ser amable con los clientes.
— Fascinante. – contesto con ironía y continúo andando hacia la estantería en la que ese día elegiré un nuevo libro, olvidaré que hay un libro allí que habla sobre mí y seguiré con mi vida de mierda como siempre.
Pero algo me llama la atención. Una solapa reconocible sobresale de la estantería y mis manos se van directas a sacarlo. “El libro de Patricia”, miro hacia el mostrador y compruebo que el bibliotecario todavía tiene el ejemplar que le acabo de devolver a su lado. Recuerdo perfectamente que la novela tenía 185 páginas. Mi vida se resume en 185 míseras páginas. Abro el ejemplar que tengo en mis manos y miro la última, 254. No puede ser, no entiendo nada. Lo cojo y me siento tratando de no parecer histérica. Buscó la página en la que decidí dejar de leer esta mañana y releo el accidente de mi hijo y los días que siguieron después. Ni mis padres, ni mis amigos, nadie consiguió que saliera de mi depresión, que quisiera salir de mi casa, hasta que decidí que ya que no pensaba trabajar más porque ni me apetecía hacer nada ni lo necesitaba, dedicaría mi vida a leer, a desaparecer entre las historias de los demás, sin pensar en que un día me encontraría con la mía.
Leo cobijada entre el paraban mi último año, mísero y sombrío. Una vida rutinaria y sin altibajos, monótona y triste. Leo sin importarme donde estoy hasta que llego al día en el que entré en la biblioteca y cogí “El libro de Patricia”. Dios mío, eso fue ayer mismo, ¿cómo puede un libro narrar algo que ha pasado tan solo hace un día? Ahora sí que me siento observada. Ahora tengo la convicción de que alguien me ha estado espiando todo este tiempo y ha llegado hasta el último día de mi vida, el de ayer.
Leo lo que narra la historia hasta que salí con el libro de la biblioteca, y como si el autor adivinara lo que iba a pasar, de pronto leo:
“Patricia no entendía cómo alguien había podido escribir un libro sobre su vida. Cada vez estaba más asustada, porque quienquiera que fuera que hubiera escrito su libro, sabía que la espiaba, que estaba cerca, y no sabía si sería bueno o malo. ¿Quién podría saber tanto de su vida como para poder escribirla con tantos detalles? La habían estado espiando, y eso no era normal.
Esa mañana, como todas las de su último año, Patricia había acudido a la biblioteca y se sorprendió al ver que había un nuevo ejemplar del libro de su vida. No pudo evitar cogerlo y comprobar que era más largo que el del día anterior, así que lo cogió y leyó el resto del libro, hasta donde describía justo el momento en el que estaba, sentada en el mismo sitio de siempre, oculta entre el paraban para intentar pasar desapercibida, sin saber que había alguien que sí la observaba, que estaba esperando el momento adecuado para terminar de vengarse de ella.”
A partir de ahí no hay nada más. Estoy muy asustada. ¿Acabo de leer que alguien quiere terminar de vengarse? ¿Acaso hay alguien tan enfadado conmigo que ya ha empezado a vengarse de mí de alguna manera? ¿Cómo?
Me pongo de pie de un salto y siento que me fallan las piernas, porque no he dormido en toda la noche y porque estoy muy nerviosa, pero cuando estoy a punto de caer unos brazos me cogen y me sacan de allí medio inconsciente.
— ¿Le pasa algo a Patri? – me parece escuchar al bibliotecario que pregunta al verme salir con alguien. ¿Quién me lleva? Apenas me quedan sentidos, estoy débil, muy débil.
— No, es amiga mía, no se preocupe.
Esa voz me suena pero… ¿de qué? Trato de recordarla mientras el tipo me mete en el cuarto de baño y me moja la cara y el cuello.
— Espabila, quiero que estés consciente para lo que te pienso hacer. – me dice, ahora de manera agresiva.
Lo miro a los ojos y me vienen todos los recuerdos, Daniela, Alfonso… ¡Alfonso!
— ¿Por qué quieres vengarte de mí? – pregunto con la poca voz que consigo emitir.
— ¿Que por qué? Tú me quitaste lo que más quería, ¿te parece poco, maldita amargada?
— Yo… yo no te quité nada… tu mujer estaba muy enferma.
— Noooo, no, no, no, mi mujer podía haber vivido más, pero tú le metiste algo que la mató, y me robaste la vida. Por eso, yo tuve que hacer lo mismo.
— ¿A qué te refieres?
Estoy apoyada sobre el lavabo intentando mantenerme en pie, pero me resulta difícil y acabo cayendo al suelo.
— Ojo por ojo rubia peligrosa, ¿no es así como te llamaba tu novio? Ah, no, que tú no tenías de eso porque eras una amargada que solo vivía por y para su hijito. Pues que sepas, — me dice con unos ojos cargados de odio – que yo te lo arrebaté.
— ¿Tú… tú atropellaste a mi hijo? – preguntó sacando fuerzas para levantarme del suelo.
— Yo te quité a tu hijo, igual que tú me quitaste a mi mujer, lo que más queríamos ambos, y ahora que me he cansado de verte sufrir, vamos a reunirnos con ellos los dos.
No sé por qué, pero de pronto la rabia me hace despertar. He estado dormida durante este último año preguntándome qué le pasó a mi hijo, sin querer vivir y sumergiéndome en los libros para olvidar con ellos mi propia existencia, pero ahora que tengo delante a la persona que lo asesinó a sangre fría, sin motivos, no quiero morir, quiero hacérselo pagar. Me levanto del suelo rápidamente y me tiro sobre él dándole puñetazos con las pocas fuerzas que tengo.
Él se ríe. Sabe que no voy a poder con él, así que he de pensar en algo más ingenioso que desperdiciar la poca fuerza física que tengo. Me sujeta una mano, me pega un puñetazo y me golpeo la cabeza con el lavabo, sufriendo un dolor insoportable.
— Vamos nena, vámonos de aquí. Este no es el sitio más apropiado para lo que he pensado.
No quiero ni pensar en qué se le habrá pasado por la cabeza a ese loco que en un momento determinado de mi vida creí ser mi amigo, pero no tengo fuerza y dejo que me coja en brazos y me lleve fuera de la biblioteca.
— Ahora abrázame, como si fuéramos pareja – y suelta una carcajada – No quiero crear sospechas entre la gente que nos vea en esta situación.
Decido no hacerle caso y me resisto. Intento bajar de sus brazos y como ya estamos en la calle me coge a la fuerza haciendo que la gente nos mire y se queden parados esperando a ver qué pasa, si decidirse a ayudarme o no. Alfonso me agarra de la cintura y me conduce hacia su coche pero entonces veo a un agente de policía y empiezo a gritar. El policía acude a mi llamada, pero justo cuando Alfonso está tratando de meterme en el coche, le doy una patada y lo empujo hacia la carretera,  provocando que un coche que pasa a más velocidad de la permitida en esa vía se lo lleve por delante. Me quedo sentada en el asiento del copiloto, temblando, y no soy consciente de lo que pasa durante las siguientes horas.
Dos días después, estoy en el hospital tratando de recuperarme del trauma y pensando en cuánto he desperdiciado mi vida. Ahora ya sé lo que le pasó a mi hijo, la policía ha reconocido el coche en el que Alfonso trataba de llevarme como el que lo atropelló y se dio a la fuga y cuando se recupere de los huesos que tiene fracturados, ingresará en prisión por homicidio doloso, ya que después de mi declaración no les cabe duda de que no fue la huida de alguien asustado por haber cometido un accidente sin querer, sino que fue premeditado, así que le han caído los suficientes años como para no tener que preocuparme por él en una larga temporada.
Una visita me sorprende haciendo que de repente sienta algo que hace mucho creí que nunca más sentiría. Cuando Eloy aparece por la puerta y me saluda diciendo “Hola, rubia peligrosa”, de pronto hayo una paz y una esperanza que por un momento me hace olvidar los últimos años de mi vida y ser… inesperadamente feliz.

2 comentarios:

  1. Este final esta bien, pero si he de elegir me gusta el romántico. Pero, y si hacer una mezcla de los dos???
    Cristina!! que me gusta leerte, me remueve muchas cosas. Besos.

    ResponderEliminar
  2. Jooo Cris que difícil este aunque sea trágico también me a gustado no se ufff

    ResponderEliminar