miércoles, 16 de septiembre de 2015

CUMPLEAÑOS DE PABLO

Buenos días, hoy mi príncipe cumple 16 años, y no me pregunto cómo ha pasado el tiempo tan rápido desde que lo tuve sino que me digo: ¡Pero si hace dos días que los tenía yo! Recuerdo esa edad con tanto cariño. Cuando con 15 estaba deseando cumplirlos porque hasta esa edad no te dejaban ni siquiera entrar en las discotecas por la tarde, e ibas con el miedo a que te pidieran el DNI. Luego deseabas ser mayor de edad porque creías que entonces harías lo que te diera la gana, cuando en realidad seguías viviendo con tus padres bajo sus normas. Recuerdo los 16 como uno de los mejores años de mi vida porque fue cuando conocí a mi amiga Inma Peña, en segundo de B.U.P.; cuando quedábamos en mitad del camino entre su casa y la mía para ir juntas al insti y cuando llegábamos en lugar de entrar a clase nos íbamos a la parte de atrás, donde estaban los de 3º pelándose las clases jugando a las cartas (al hijo puta concretamente). Recuerdo las borracheras de las fiestas de fin de curso, los llantos por el chico que te dejaba, los sábados por la noche en casa de Inma o en la mía viendo vídeos de los New Kids on the Block, que poco nos faltaba para besuquear la pantalla del televisor (mi favorito era Joe), ensayando coreografías para luego bailarlas en la discoteca y ser las reinas de la pista jajaja. Recuerdo cuando llevar unos pantalones Chipies y una camiseta básica de Mango era lo más (y sí, ponía Mango, no MNG como ahora). Uff, cuántos recuerdos. Ahora, hace poco la madre de una amiga, en el cumpleaños de su hija, vio que le dejaba a Pablo ponerse un vaso de Mojito y me preguntó si le dejaba beber y le contesté: ¿te crees que porque no lo haga delante de mí no lo va a hacer con los amigos? Yo también fui joven, o mejor dicho, porque joven sigo siendo, yo también tuve esa edad. Es gracioso porque mi hijo a veces me dice: Joder, mamá, ¿por qué has tenido que ser joven? Y entonces yo le digo esa frase que mi madre me decía: Cuando tú vas, yo ya he ido y he vuelto veinte veces, jajajaja. Ahora, él se cree que cuando cumpla los 18 se independizará, porque no le gusta cumplir normas ni que lo controlen y está deseando vivir solo y hacer lo que le dé la gana. Pobre iluso, creo que aún no se ha enterado de que para eso tiene que trabajar, pero en fin, dejaremos que siga con esa ilusión...
A mediodía, durante la comida, no hemos podido evitar derramar unas lagrimillas porque es el primer cumpleaños que pasa sin su iaia y ha recordado cuando mi madre lo llamaba y le preguntaba: ¿Cómo está mi niño? Parece mentira que solo falten tres meses para que haga una año que nos dejó, y no nos hagamos a la idea, pero el tiempo pasa muy deprisa y debemos intentar ser felices, y lo intentamos de la mejor manera posible. 

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